su calidez en invierno te envuelve
y por un momento desapareces.
Entonces la notas caer sobre tu cabello,
deslizarse por tu espalda,
y miras hacia el techo.
Tu frente, tus ojos,
tus mejillas;
y llegando a tus labios
recorre un escalofrío toda tu piel.
Te detienes cuando llega al cuello,
te gustaría que ese momento fuera eterno,
y tu pecho va formando un pequeño riachuelo.
Entonces la sientes avanzar
por cada una de tus cicatrices y...
de nuevo cierras los ojos
y dejas que el agua vuelva a caer en tu rostro,
en tu pelo,
en tu espalda,
en tus nalgas,
la sientes recorrer tus muslos,
tus piernas, tus tobillos.
Finalmente miras a tus pies
y lo único que deseas es
que con ese agua que ves caer
desaparezcan tus ganas de retroceder.
Pero en el único lugar,
en el que huyes de la realidad
es en el que el agua
te ayuda a dejar de pensar;
y mientras sientes
como recorre tu cuerpo
intentas olvidar
el vacío que siempre sentirás
dentro, muy dentro.
CLMS
23-2-2021
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