dando vueltas sin parar
si tuviera un principio
y un final, pues todo
lo que comienza y no termina
puede arruinar toda una vida.
Atravesaría mi mano el viento
si existiera al otro lado
alguien que la sujetara
sin pensarlo, con decisión y sin miedo.
Durante días pude comprobar
que no creo en todo lo que creía
gracias al despertar
de cada uno de mis días.
Dentro de mí pude vislumbrar
la verdad de mi mundo,
ese en el que se mezcla
la dulce locura de la irrealidad
con la dura realidad más pura.
Y así sin más descubrí
que yo era mar y era montaña;
que no soy bruja pero me gusta la magia;
que puedo estar sola
pero soy feliz cuando me acompañan;
que para la irrealidad de la mente
también existen espadas;
que me arde el alma
cuando hay un vacío;
y que, normalmente,
prefiero el silencio
a las hirientes palabras
que me hacen sentir maltratada.
Asumí
que no hay una isla de las flores,
que el que de verdad las quiere
las planta y las cuida,
porque qué es de una flor sin su tierra,
si no introduce el agua por sus venas,
qué es de ella sin la luz del sol
y pobre de ella si le roban su color.
No, esto no es una batalla,
esto duele aunque
no existan las armas;
ya son muy dolorosas
las cicatrices que llevo
en la piel grababas,
esas que ya no sangran
pero que por siempre duelen
como puntas de espada clavadas.
No, esto no es una batalla,
y sé que la vida hiere
y que el dolor mata
y que hasta el agua ahoga
cuando se anuda la garganta.
No, nunca me gustaron las guerras,
aunque a veces tuve que participar
en algunas de ellas; pero,
ahora tengo algo muy claro
y es que soy una guerrera,
así nací y así me llamaron;
Sí, ahora lo tengo muy claro
si todo es por mí lucharé sin descanso.
CLMS
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