jueves, 26 de mayo de 2022

"Se me va la vida"

Se me escapan entre los dedos

las palabras retenidas 

a lo largo de tanto tiempo,

como las miradas a escondidas

se deslizan desde las pupilas

entre las pestañas, endurecidas,

cansadas de estar cautivas.


Se me desvelan los sueños

que siempre, por momentos,

me devuelven a un lugar

en el que no puedo ocultar

ninguno de mis sentimientos.


Se me acumula el cansancio,

por el paso de los años

dicen los que nunca entenderán

que no importa el tiempo,

pues lo más importante

para poder seguir adelante

no es ocultar tu lamento.


Se me pasa la vida

en una habitación escondida,

intentando encontrar la manera

de romper con un pasado

que me dejó rota y dolorida.


Sí, se me escapa el tiempo,

ese que parecía ser inmenso,

del que parte de su transcurso

es ya solo un recuerdo,

y lo que quede de él hasta el fin

es algo que tendré que descubrir.


CLMS

26-05-2022







sábado, 21 de mayo de 2022

"La cueva del mal"


 
La magia de aquella noche

tan oscura y sombría,

comenzó en una cueva

que todo el mundo temía.

 

En el silencio de la oscuridad

susurraron los caballos,

murmuraron  las estrellas

pues brillaba tanto o más que ellas.

 

Tantas historias me habían contado

pero lo que yo recordaba

era porque dentro había estado.

 

Rugosas estaban las piedras

que con el tiempo suavizaron,

de tanto que aquellas hembras

a ellas se aferraron.

 

Si era de día o de noche

a nadie le importaba

pues ni un rayo de luz

allí dejaban que entrara.

 

De niña escuchaba bisbiseo

que provenía de su interior,

¡no te pares ahí! me decían

y más atención prestaba yo.

 

Pero en aquella noche estrellada

en la que las nubes se paralizaban,

en la que los perros desaparecieron,

llegó, sin hacer ruido y muy despacio,

un carro hasta lo más hondo del agujero.

 

Lingotes de oro llevaba escondidos,

más no hubo nadie que asomara a la calle,

en cuanto vieron aquel carruaje

cerraron ventanas y puertas con coraje.

 

¡Escondedlos! decía el cochero,

no puede haber alma que los encuentre

hasta que construyan el gran puente

que aúna las orillas del agua de la fuente.

 

Así, que en silencio pero con prisa

guardaron el oro en lugares de risa;

por toda la ciudad quedó disimulado

el tesoro que jamás sería encontrado.

 

Lo tendrán delante en calles de amparo,

lucirá en secreto en calles de anhelo,

lo tendrán a la mano y no podrán cogerlo.

 

Y así fue sucediendo.

 

Los años fueron pasando

y los lingotes siguieron brillando,

daba igual quien los buscara

no había persona que los visualizara.

 

Se hicieron mapas de toda fachada,

dibujos de cada piedra de la calzada,

quedando dibujado hasta el ambiente

por si se les escapaba al filo del impaciente.

 

Buscaron por días,

indagaron por años,

investigaron por siglos;

mataron por encontrarlos.

 

Pero a aquellos que buscaban

una maldad les dominaba

y pasaban la vida

sin levantar la mirada.

 

Creían que si continuaban

el mayor tesoro nunca encontrado

sería solo para ellos,

pues a este se unía la promesa

de que quien lo encontrara

gozaría de vida eterna.

 

¡En una noche fue escondido,

es imposible que se haya perdido!

 

Debe ser tan fácil de encontrar

que a nadie se le ocurre

dónde volver a mirar.

 

Pero lo que todos sabían

es que era difícil de localizar,

aunque en sus narices lo tenían

nadie conocía dónde podía de estar.

 

Bajo ornamentas hoy desgastadas

que están a la vista para poder mirarlas,

hay un brillo debajo escondido

esperando que vuelva a buscarlo "El Señorito".

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- ¡Podrán pasar miles de años,

algún día volveré,

recuperaré lo que es mío

y en mi castillo viviré!

 

¡Por muchos años invisible seré,

y desde un lugar sombrío

cada cambio en el territorio observaré!

 

¡Habéis podido conmigo

pero no con nuestro amor,

os quedaréis tan solo

como hasta ahora estaba yo!

 

¡Cada una de vuestras noches

recordar que su cariño era mío,

nuestras caricias eran ardientes,

fui el único que hizo arder su vientre!

 

Amor anhelado,

desesperado,

sigue la trama

que te he enviado.

 

En cuanto me haya instalado de nuevo

iré al más allá en busca tuya,

 entonces podrás amarme entero

sin que nos lo prohíba ninguna atadura.

 

Y volveré a la cueva del miedo

en la que dejo enterrados mis huesos,

cuidados por fieles seguidores

que no permitirán que nadie los robe.

 

Y regresaré para recorrer tus calles

en las que, a escondidas,

amé el mayor de los artes.

 

Y subiré hasta la rúa

en la que una falsa montaña

se refleja muy cerca de la ventana

donde parte del tesoro me aguarda.

 

En el lugar de las puertas cerradas

en el que la luz ya no refleja,

aquel que fue construido

para esconder el oro fluido.

 

La luz de sus puertas, encontrada,

señala el escondrijo que lo guarda;

pero nadie llegará hasta él

porque la luz que hoy emana

de cada una de sus puertas y ventanas

con el tiempo será cegada.

 

Pero el paso de los años respetará

la piedra negra que en el suelo está,

esa que será desgastada

por las suelas de todo el que pasa.

 

Una vez, este haya sido recuperado,

caminaré entre la muchedumbre,

ataviado a su estilo para no destacar,

dirigiéndome, tranquilo,

hacia un segundo lugar,

cuya fachada estará en la tierra,

pero sobresaldrá la hermosura del mar.

 

En cada una de sus ornamentas

habrá un sentido de linealidad,

pero encontraré una y solo una

extraviada entre las demás.

 

Al atardecer sus largas sombras

giran como las varetas de un reloj,

sin embargo la de aquella,

queda escondida como yo.

 

Bajo ella, encerradas en el muro,

dejo cada una de las joyas

que te quise regalar,

aquellas que lucías conmigo

pero no podías llevar con nadie más.

 

Quedará una tercera guarida

retirada de las restantes,

en la que un determinado día

un obelisco levanten,

para un atrevido navegante

que pidió riquezas para investigar

qué había después del amplio mar,

y a tierra extraña llegó sin dudar.

 

Allí, donde será reconocido

el paso por estas, mis tierras,

allí estará escondido

el tesoro más grande que hayas imaginado;

pues esta vez no habrá nadie que pueda pisarme

como lo hizo tu esposo en el pasado.

 

Un obelisco en el olvido

como en una isla escondido,

rodeado por campos fructíferos

arados haciendo caminos.

 

Caminos que parecerán olas

como las que dirigieron su embarcación;

en el lado norte del montículo

allí excavaré yo.

 

La tercera parte de nuestras riquezas

se encuentra en la profundidad,

no será fácil dar con ella

pero en la época que me aguarda

habrá una máquina especial,

que podrá sustraer la tierra,

que las piedras romperá,

hasta llegar al hilo del agua

del que la luz resurgirá.

 

Una pieza hasta ahora nunca vista

allí me está esperando,

se trata de mi corazón

tallado en diamante azulado.

 

Cualquiera que lo viera

rodeado de agua y nada más,

podría confundirlo con ella

creyendo poder beberlo sin atragantar.

 

Una vez que todo haya sido encontrado

volveré mis pasos hacia el mal

pues un trato es un trato

y tu alma, ahora,  mía será.

 

Sin detenerme llegaré hasta tu casa

en la que te dediqué casi toda mi vida,

pues aunque siempre fuera a escondidas

tu corazón era mío,

 no obstante, tu alma estuviera vendida.

 

Tal vez fue Don Diego el que nos descubrió,

o quizás el criado que suspiraba por tu amor;

pero toda la riqueza que yo tenía

no sirvió para nada aquel funesto día.

 

Día que hice un trato en la Cueva del mal,

a la que las muchachas no se deben acercar,

gracias al que yo volvería

y a mi amada recuperaría.

 

Bella obsesión correspondida

por una hermosa flor enfurecida,

cuya forma de ser no encajaba con el tiempo

y maldijo a todos en aquel momento.

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- ¡Aquí me tenéis siempre encerrada

para que nadie vea mis preciosas alas,

aquí me dejáis cada día

creyendo que los demás mueren de envidia,

aquí donde a nadie puedo ver

hasta que los gusanos me tengan que comer!

 

Aquí, entristecida,

si no me dejas ir,

acabaré con mi vida.

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En qué momento entonces me crucé

en la calle de la cueva con aquel

cuyos rasgos hoy no recuerdo,

no podría encontrarlo,

aún si quisiera de nuevo.

 

Todo de mí y de ti él sabía.

 

No es momento de vivir con tanta osadía,

me dijo sin lugar a dudas,

tú podrás volver

siempre que hagas todo

lo que yo te ordene;

pues no me servirás por lo que dura una vida

estarás a mis pies hasta que yo lo pida.

 

Pasarán miles de años,

te arrepentirás un millón de veces  

por haberte detenido

ante el aliento de las serpientes.

 

Verás convertirse los ríos en asfalto,

las grandes montañas parecerán llanos,

la luz del día lucirá en la noche

y ya no habrá carros sino coches.

 

Observarás al humano

matar por nada,

luchar por todo

y buscar tu oro.

 

Pero te convertiré en la persona de las mil caras,

pasarás por la historia y nadie entenderá nada,

pasarás a veces desapercibido,

otras, sin embargo,

tendrás que seguir perteneciendo al señorío.

 

Te encargarás de guardar tus riquezas

y distraerás al que esté a punto de cogerlas;

nada dejarás en tu castillo

que al pasar los años será destruido.

 

Sin embargo una casa protegerás,

aquella en la que más de una muerte encontrarás;

se convertirá en la vivienda oscurecida

aguardando a que tú la llenes de vida.

 

A tus espaldas cargarás el llanto

que te perseguirá con gran espanto;

mil damas  morirán  en tus brazos

en la que llamarán la cueva del malvado.

 

No esperes que te dé instrucciones, pues,

sabrás muy bien a quién deberás llevar,

pues nada más ver sus acciones

tú lo comprenderás.

 

Da igual si son damas de alta alcurnia

en todas te deberás fijar,

da valor a su mirada

 y a la que te quiera amar me traerás.

 

Pero sus restos

no serán escondidos en la cueva,

en esta solo tus huesos

esperarán a que vuelvas.

 

Tendrás que dirigirte a aquel lugar

en el que ocho torrecillas vigilan

desde lo alto sin cesar

los diferentes caminos que podrás tomar.

 

Ocho caras escondidas

cuyos ojos te observan,

pues aunque nadie lo sabe

son tumbas perfectas.

 

Sé que tu mirada baja llevarás,

para que a ninguna tengas que matar,

pero aún en la vida que seas totalmente ciego

recibirás un amor como caído del cielo,

también en aquella en la que te falten las piernas,

y en esa otra en la que tu figura esté enferma.

 

 Sé que te quedarás encerrado

para que a nadie puedas tener al lado,

pero alguien te traerá comida

y creerá ser tu salvación,

hablará contigo

y a esa elegiré yo.

 

Llegará un momento

en el que decidas

que pase lo que pase

vas a vivir la vida,

estarás totalmente equivocado

pues entonces serán ellas

las que te comerán de un bocado.

 

Hagas lo que hagas

debes  tener algo en cuenta,

aquí soy yo el que manda

hasta que tu flor te sea devuelta.

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—Quizás te hubiera recuperado

hace ya muchas vidas

pero nunca pude ver mis manos

en esa argucia metidas.

 

El malvado de la cueva

elegía una vida

a la que yo honraba y respetaba

por el resto de sus días.

 

Pues el tiempo no importaba

si al final tú volvías,

ni una fue asesinada

más la vida se les iba.

 

Aquel que me encontré un día

cayó en un grave error

pronosticó que en mis manos morirían,

mas no que yo les daría mi amor.

 

Con el paso de los años

otra fortuna atesoré,

en el sótano de aquella casa

todo lo deposité.

 

Los tiempos cambiaron tanto,

la sociedad actual no comprendería

que alguien llegue y por su encanto

destruya todo con alegría.

 

Son fachadas con historia,

iglesias bendecidas

y un obelisco, solitario,

que para devolverme lo que es mío

 entero lo demolería.

 

Pero en la casa del sótano oscuro

en la que más de uno murió

luchando siempre por un amor,

en ella aguardo con temple

hasta que el inicuo me haga el favor.

 

Llegado el día que me suelte

puertas y ventanas se abrirán

y cada fortuna del sótano

podremos disfrutar.

 

Desde la torre de las ocho caras

veremos nuestra ciudad

sin arrepentimiento en la mirada

ni sangre por perdonar.

 

Pasearemos por la orilla del río

como soñamos aquel día,

cogidos de la mano

sin causar habladuría.

 

Te mostraré el famoso obelisco

que guarda mi corazón

y navegaremos por los mares

como en su día hizo Colón.

 

Pasearemos por el casco antiguo,

Patrimonio de la Humanidad,

y por todo lo que se ha construido

desde que tú no estás.

 

Te va a encantar la Plaza Mayor,

construida gracias a Don Rodrigo,

que ideó que era mucho mejor

encontrar un lugar que diera abrigo.

 

Si lo que buscamos

es respirar tranquilos

nos sentaremos en el muro

del Campo de San Francisco.

O si lo que quieres

es ver todos los cambios acontecidos

te mostraré cada uno de los museos,

en los que hay algunos objetos míos.

 

Te hablaré de las mil mujeres,

amadas cada una de ellas,

las defendí con uñas y dientes,

aunque la cueva se las comiera.

 

Cuando pasemos junto a las Conchas

sonreiremos al pensar

que bajo una de ellas

todas tus joyas están.

 

Ahora mismo depositadas

por lo que en un futuro pueda pasar,

he visto tantas guerras

que cuando te cuente no me creerás.

 

Si de algo estoy seguro

es de que los ojos te van a brillar

cuando veas que las mujeres

pueden ir solas de aquí para allá.

 

Durante años ellas lucharon

para hacerse respetar

algo que tú ya intentabas

en un mundo de crueldad.

 

Quizás te sorprendan los ropajes

pues han ido cambiando con los viajes,

estoy deseoso de ver tu cara

cuando veas hasta dónde ha subido la falda.

 

Tal y como me anticiparon

ahora hay coches en vez de carros,

aunque siguen teniendo cuatro ruedas

ahora es un motor el que los lleva.

En cuanto vuelvas te llevaré al mar

para que en su agua te puedas bañar,

antaño nos quedaba tan lejos

que jamás pensábamos en hacerlo.

 

Verás que aún bailan en las plazas

llegadas las Fiestas de las Águedas,

y otros tipos diferentes de baile

en el Festival Internacional de las Artes.

 

Pero la noche que más brilla

hay fachadas de colores,

únicamente con luces

 consiguen un espectáculo sin igual.

 

Los Lunes de Aguas

nos iremos a comer al campo,

ya te contaré de aquel sacerdote

que separaba las ovejas negras del rebaño.

 

Sí, a comer al campo

con nuestra cesta y nuestro paño,

y algo que ahora llaman nevera

todo está fresco hasta ponerlo en la mesa.

 

Te encantará ver a los grupos

de personas jóvenes y mayores

comiendo y riendo

en los campos llenos de flores.

 

Te enseñaré a hacer chanfaina

pues aprendí de mujeres arduas

cuya receta atesoraban con esmero

como las joyas el tesorero.

 

Y de postre perrunilla

que se deshace en el paladar,

dejando un sabor dulce

del que no te podrás olvidar.

 

Estoy seguro de tu sorpresa

cuando veas que el sol se recoge,

y bajo la luz de la luna

otras actividades la ciudad acoge.

 

Cuando vuelvas, amada mía

alaba cada uno de nuestros días, pues,

todo y cuanto hice fue por ti

así que atiende lo que te voy a decir.

 

Lugares diversos pude visitar,

inigualable ir ahora contigo será,

tantos años esperando tu regreso

y aún no sé en qué momento llegarás.

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—¡Señorito, presta atención!

cada uno de tus versos he leído

y aunque por siglos has sufrido

llegó la hora de tu perdón.

 

Hiciste una promesa en la cueva

y, aunque a tu manera, la has cumplido,

mil veces viniste mal herido

pensando que no aguantaría tu corazón.

 

Sé, que pensabas en ella noche y día

y sin embargo tu persona

siempre respetaría

a la mujer que por ti daría la vida.

 

Mil mujeres en tus brazos murieron

mas decidiste esperar

que hacer de tu vida un infierno,

mil veces tu amor se vio correspondido

aunque seguiste esperando a la mil uno.

 

Todo el tiempo que hiciera falta

sé que hubieras seguido,

hasta que desde la cueva

yo hubiera roto la cadena

que te tiene a mí unido.

 

Pues bien, la cadena queda rota

has cumplido con tu cometido

has esperado por el amor de una moza

cuya libertad habían herido.

 

En ningún momento pensaste en robar

aquellos tesoros que fueron tuyos,

por el contrario aprendiste a colaborar

con sentimientos humanos que creía perdidos.

 

Deberás fijarte en la luz del sol

reflejada en el río de agua mayor,

busca el lugar en el que el árbol

da la sombra que quita calor.

 

De sus raíces nace una hierba

muy especial por su color

tendrás que estar allí un día de fiesta,

el viento la arqueará hacia un sector.

 

Dirígete en esa dirección

y observa todo a tu alrededor,

no dejes escapar ninguna opción

pues encontrarla será tu última labor.

 

En el lugar donde la tierra arde,

aquel en el que el agua desaparece,

allí siempre una flor crece

esperando a que tu amor la encuentre.

 

¡Cuando regrese de entre las piedras

y esté llegando la primavera

ve a buscar la dicha eterna!

 

Y cada vez que sus ojos veas

a quien te amó recordarás,

pues da igual si por ti mueren

mil personas o un millón

si solo a una de ellas

perteneció tu corazón.

 

Vivirás por muchas vidas

ya por siempre entre sus brazos,

curarás todas sus heridas

y la animarás tras sus fracasos.

 

Pero hay algo más

que tendrás que tener en cuenta,

igualmente morirás

si algún día fuese ella

la que contigo no quiere estar.

CLMS

21-5-2022




"SIN DESCANSO"

Pasaría mil noches más dando vueltas sin parar si tuviera un principio  y un final, pues todo lo que comienza y no termina puede arruinar to...