la sensación de perderte,
el aroma al hogar que se disuelve,
la desesperanza y la muerte.
Vuelven los silencios malditos,
las miradas apagadas;
las ganas de rozarte
aunque solo sea de pasada.
Y se clavan en el alma
los atardeceres confundidos;
el pasar del tiempo
que hoy se queda en el olvido.
Vuelven las sombras
en las calles a deshoras
paseando entre los vivos
simplemente confundidos.
Llegan tarde los abrazos
hacia un alma hecha pedazos;
no es silencio lo que busca,
dale fuerza aunque no luzca.
Y en aquel papel,
casi deshecho,
se marcan los arañazos
de un capítulo inconexo.
CLMS