cuando te sientes al otro lado,
al caminar entre la niebla
y vislumbrar sus sombras,
al necesitar su abrazo.
La cortina blanca de desvanece
cuando te acercas a ellas,
sin embargo no ves sus rostros
aunque reconoces sus siluetas.
Llega un momento
que no sabes qué estás pisando,
dónde te encuentras,
qué está pasando.
Pero si no es el momento
algo te empuja hacia atrás,
no te deja seguir caminando
y todo se llena de nuevo
con aquel humo blanco.
Las sombras
que tenías cada vez más cerca,
que estabas a punto de volver a ver,
de volver a abrazar,
se van desvaneciendo,
se alejan,
y sin poder despedirte de ellas
las ventanas de tus ojos
vuelven a estar abiertas.
CLMS
18-1-2021
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