no le cuentes tus secretos,
y si notas que te observa al caminar,
reactiva tus reflejos.
No le cuentes a la brisa tu tristeza,
pues la envuelve entre las olas y
la esconde entre la espuma
pero no se la lleva.
No le hables a la montaña cuando te encuentres sola,
pues la voz se enreda entre los árboles,
el eco rebota
y la soledad viene de vuelta
cuando empiezas a bajar la cuesta.
Dime tus secretos,
cuéntame de tu tristeza,
háblame de tu soledad, que,
activaré mis reflejos contigo,
y te ayudaré a superar la tristeza,
háblame de tu soledad
que ya no estarás sola.
CLMS
1-1-2021
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