La pérdida es algo que no se soporta,
ese grito que arde por dentro al hacerlo enmudecer.
Pero lo notas en los gestos,
en la mirada,
no importa si estás cerca o estás lejos,
en realidad, ya no importa nada.
Y así, sin más, nace la ópera,
amargo nudo de amor
que sale de las entrañas
buscando el sin sabor,
el sin sentido;
abriéndose paso entre
las lágrimas que escupimos.
Querer sentir
aquella paz soñada antaño
se convierte en el desasosiego del hoy,
del mañana.
Desde aquí el acantilado se ve tan alto
que lanzarse al vacío cuesta demasiado
y la valentía siempre falta.
La pérdida puede ser del amor eterno,
aquel que llegó y se fue sin un beso,
ese que se canta en el teatro
o en campo abierto.
Malditas las palabras
que salen de nuestros labios
sin tener en cuenta los sentimientos.
La hubiese encontrado,
esa paz,
entre tus brazos,
y jamás hubiese necesitado
asomarme a ver la orilla
desde tan alto.
CLMS
21-07-2022
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