¡Querida amapola,
cuántas ganas tenía de verte!
Te escondiste en otoño
y en primavera vuelves.
Es que cuando llegó el invierno
mi tallo se congeló,
mis hojas cayeron al suelo
y mis pétalos perdieron color.
Como tenía tanto frío
un manto de hojas me cubrió,
después llegó la nieve
y todo blanco lo dejó.
Intenté salir a verte,
mi querido amigo sol,
por eso desde la tierra
di un gran estirón.
Pero entonces vinieron las nubes,
y detrás quedaste escondido;
con su lluvia fui creciendo y recuperando el color rojo
que antes había perdido.
Ahora que es primavera
¡brilla, brilla! amigo mío,
te saludaré desde el campo
en el que felizmente vivo.
Mis niños al escuchar la poesía en el aula hicieron lo siguiente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario