Su corazón latía acelerado,
sus músculos se sentían atrapados
pero sus ojos eran incapaces
de velar por esos besos añorados.
Daba igual que pasaran los años
seguía sedienta de esos abrazos
y lo hubiera dado todo
por dos segundos cruzados.
Cada año por la misma fecha
te buscaba entre la multitud,
pues era la única ocasión siniestra
de volver a ver esa actitud;
esa actitud de prepotente
que la hizo perderse entre la gente.
Pero que difícil es olvidar
cuando te ha quedado algo pendiente.
Y mientras ella, despistada,
se pierde sin decir nada
te quedas observando sus espaldas,
como siempre,
sin poder mediar palabra.
CLMS
15-10-2021
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